CARTAS
A CARGO DE MARIA PEREZ

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Imprevisto en la Mayo Clinic

Querido don Gius: En enero del 99 me somet? a un reconocimiento m?dico y los resultados se?alaron la presencia de c?lulas precanger?genas. No lo coment? con nadie excepto con los chicos de los Memores Domini y juntos empezamos a pedir a san Ricardo Pampuri. Cuando fui a Italia despu?s de la Pascua visit? a san Ricardo en Trivolzio. Pasadas unas semana me somet? a otro chequeo m?dico en la Mayo Clinic. Los m?dicos cre?an que el c?ncer habr?a evolucionado y ser?a maligno. Barajaban ya los posibles tratamientos. Seg?n escuchaba a los doctores percib?a con m?s claridad que en mi cuerpo ya no hab?a c?ncer. No dije nada y acept? someterme a una nueva biopsia como ellos quer?an. Antes de la biopsia me pidieron que colaborara con un plan de investigaci?n y que se lo confirmara a la secretaria. Sin embargo, yo estaba tan convencido de que en m? hab?a dejado de estar el c?ncer que ni me acord? de hablar con ella. Al d?a siguiente, tras el examen, el m?dico me mand? llamar para decirme que no entend?a nada de los resultados y que no hab?a quedado huella alguna de c?lulas tumorales. No se lo explicaba. Es algo dif?cil de comprender y s?lo intuyo que de este modo Dios "est? arrancando de m? el hombre viejo", porque estoy cierto de que es una pura gracia que va mucho m?s all? de ser curado del c?ncer. Con ocasi?n de la reestructuraci?n de la iglesia de St. John, al lado de la Mayo Clinic, espero poner en la capilla una estatua dedicada a san Ricardo para que todos puedan pedir la gracia que cura, la del amor de Dios. Te doy las gracias por tu presencia que nos hace mirar a la de Cristo tan viva y cercana. No es la humildad lo que me caracteriza, pero ese don recibido me la ense?a y me hace pedir como un mendigo el don de la fe.

Padre Jerry, Rochester



?ngel de la guarda

Querido don Gius: En diciembre supimos que nuestra hija Alessandra, de quince meses, ten?a una grave leucemia. Nos vimos introducidos de repente en un mundo desconocido de sufrimiento y de amor por parte de muchos padres realmente impresionante. En poco tiempo nuestra hija lleg? al final de su breve vida y Dios la quiso consigo. Lo primero que pedimos fue: "Se?or, danos t? la fuerza de vivir lo que nos pides, porque nosotros solos no podemos". ?l nos ha respondido haci?ndose cercano y ayud?ndonos a vivir cada d?a la ausencia dolorosa de nuestra ni?a. Saber que ella est? con Dios nos hacer sentir Su bondad y el destino de felicidad al que tanto nos reclamas. Es cierto lo que dice Pablo, "cuando soy d?bil, entonces soy fuerte, porque est? Cristo". No porque nos esforcemos por conseguir algo imposible sino porque se hace presente Quien lo puede todo. Queremos darte las gracias porque nos acercas siempre la realidad de la Iglesia, nos la haces familiar y mediante la compa??a que es el movimiento podemos participar ya de una pizca de realidad verdadera, aquella realidad en la que vive nuestra Alessandra.

Mauro y Cettina, Bellante



Hechos "curiosos"

Publicamos la carta que una amiga nos ha escrito desde Cambridge, donde estudia con una beca del programa Erasmus.

He aqu? lo que me est? ocurriendo en esta deliciosa ciudadela inglesa. Aparentemente nada excepcional. Comparto piso con seis estudiantes ingleses totalmente imbuidos en una cultura individualista. Cuando llegu? las cosas funcionaban as?: cada cual estaba encerrado en su cuarto e intercambi?bamos muy raras palabras. Pero, ?Yo tengo que vivir aqu? un tiempo!, pens? un d?a. Empec? a buscarles con la excusa de un t?, de una traducci?n... Al poco tiempo empezamos a vernos todas las noches ante la televisi?n, comiendo galletas y hablando de todo, desde lo m?s banal hasta la preocupaci?n por un familiar enfermo o por los amigos lejanos. Ahora, ?esta casa es un espect?culo! Encontr?ndose con mi puerta permanentemente abierta entran y me preguntan por el d?a y por todo lo que va apareciendo pegado en las paredes de mi cuarto. Me meten notas por debajo de la puerta si el fin de semana se van fuera y no han podido despedirse. Tambi?n en el college donde trabajo como camarera est?n pasando cosas curiosas. Un estudiante me dej? un regalo para Navidad con una nota: "Gracias por todo lo que haces por m?. ?No trabajes demasiado! Hasta luego, nos vemos en el 2000". Lo que hac?a en realidad era simplemente saludarle cuando llegaba y llevarle el plato. Otros se han despedido con cari?o antes de irse. El Se?or a trav?s de tantas nuevas relaciones me anima siempre a adherirme. De mi peque?a iniciativa nacen amistades y cambios inesperados, y esto es obra Suya, tan grande y gratuita que s?lo la puedo llamar Misericordia.

Irene, Cambridge



Esa gran fuerza del Papa arrodillado

El d?a 15 de marzo de 2000, el diario italiano La Repubblica ha publicado una carta de Don Giussani al director. He aqu? el texto a continuaci?n.

Estimado Director:
Ver al Papa pedir perd?n por los males que los cristianos han cometido, golpeado como Cristo profeta y humill?ndose por toda la Iglesia, es algo que me conmueve profundamente, como les ha ocurrido a tantos otros en estos d?as.
Esta petici?n de perd?n me parece el gesto luminoso que mejor ilustra la novedad del cristianismo, pues marca la diferencia irremediable que hay entre el cristiano y el no cristiano.
Nos cuesta comprender la importancia del gesto papal, que podr?a f?cilmente verse reducido a los esquemas del revisionismo hist?rico. Sin embargo, no es una finalidad pol?tica o propagand?stica lo que mueve al papa Wojtyla. Juan Pablo II, provocado por una circunstancia favorable - la celebraci?n de los dos mil a?os de la Encarnaci?n -, ha querido mostrar la verdad de Cristo y de la Iglesia. Esta verdad la llevan consigo hombres de carne y hueso, ya que Dios ha elegido un m?todo para darse a conocer en la historia. El Misterio, que de otro modo ser?a desconocido, se comunica utilizando el factor humano: Dios vino al mundo como un ni?o en el seno de una joven hebrea, naciendo en la carne exactamente igual que todos nosotros.
Por eso ninguna desproporci?n, l?mite o error humano pueden constituir una objeci?n para el cristianismo. El l?mite existencial - que la Biblia llama "pecado" -, del que todo hombre tiene experiencia, no impide que el cristianismo se transmita y se plasme en la historia, porque ninguna miseria podr? superar la paradoja del instrumento - el factor humano - que Dios ha elegido para darse a conocer.
La Iglesia es una realidad donde se encuentran personas indignas, gente tosca y que cuenta poco, a veces violenta, hombres fr?giles o presuntuosos, padres desprevenidos e hijos rebeldes. Pero la Iglesia no es el lugar de los fariseos y los sin pecado. El cristiano sabe que es pecador, y precisamente la conciencia de serlo es el primer paso y el m?s honesto que puede dar ante s? mismo y los dem?s, si no queremos volvernos pretenciosamente intolerantes y violentos.
La petici?n de perd?n a Dios por parte de los hombres es el acto m?s puro para quien cree en ?l y clama a Dios, como los salmos de Israel nos muestran cada d?a.
Por tanto, el hombre pide perd?n para afirmar algo positivo, la bondad de Cristo presente y vencedor en la historia. Y para que esta positividad sea para todo el mundo el Papa se pone de rodillas, cargando con las culpas de todos y de cada uno. No juzg?ndolas en nombre de una moral abstracta o de leyes dictadas por los hombres, sino renovando la din?mica propia de la conversi?n y el perd?n, que no es debilidad, sino fuerza que recrea de nuevo lo humano puesto ante la Presencia divina. He ah? la diferencia.
El cristiano no est? apegado a nada, m?s que a Jes?s. Todas las ideolog?as tienen un rasgo com?n: en ellas el hombre est? seguro de algo que hace ?l, a lo que no querr? renunciar ni poner en cuesti?n jam?s. Sin embargo, el cristiano sabe que todos sus intentos, lo que posee y lo que hace, siempre debe ceder ante la verdad. ?l es, pues, el ?nico verdadero luchador por la purificaci?n del mundo y por la justicia. La justicia es la relaci?n con Dios, es el designio de Dios, y quien ha conocido a Cristo no se detiene en su esfuerzo por ayudar al mundo a ser mejor o, por lo menos, m?s llevadero. Pero el cristiano est? tambi?n profundamente convencido de que el mundo le perseguir? siempre, acus?ndole de toda clase
de maldad.
El Papa de rodillas no es una imagen que me sugiera debilidad. M?s bien me recuerda al antiguo Espartaco que se levanta con toda su estatura humana realizando un gesto de libertad y que se ofrece como un ejemplo para la felicidad que desea siempre cualquier hombre. Este Papa renueva en m? y en mis amigos el valor necesario para sostener la esperanza de los hombres.

Luigi Giussani


?Por qui?n dobla la campana?

Todo empez? con un simple comentario: "?Eres italiana? ?Hacen campanas muy bonitas en Italia!". Se trataba de un joven cura, el padre Samuel, profesor de Patr?stica de la Universidad Cat?lica - donde doy clases tambi?n yo - y p?rroco de una iglesia pobre, en las afueras de Santiago, rodeada de evang?licos y sectas. Yo no soy experta en campanas, pero s? en amigos, y sab?a de qu? material estaban hechos algunos que hab?a dejado en Cagliari y en Gorgonzola. Por ello, al cabo de alg?n tiempo, la campana lleg? en toda su hermosura, tal como corresponde a una obra de la destacada fundici?n Marinelli (?donde hacen las campanas de los Papas!, para que se entienda). Labrada en relieve, la imagen de la Virgen (la parroquia se llama "Nuestra Se?ora Reina de los Ap?stoles") con esta inscripci?n, expresi?n de su certidumbre a lo largo del tiempo, "De generaci?n en generaci?n". El d?a de la inauguraci?n y de los primeros hist?ricos repiques fue realmente un acontecimiento: una fiesta de pueblo, la alegr?a de sentirse amados y de pertenecer a esa gran y conmovedora realidad humana que es la Iglesia. Cuando habl? esa ma?ana con don Giussani le dije que comprend?a, con una evidencia nueva, que vivir el movimiento, desear que todo el mundo participe de ?l, no quiere decir "ensanchar nuestras filas", sino poner toda la sobreabundante gracia que hemos recibido al servicio de la Iglesia, para que todos puedan ver qu? es Cristo para el hombre. Con impetuoso entusiasmo, me contest? : "?Claro, por esto Dios suscita un carisma!". As? la campana fue el inicio de una amistad con el padre Samuel y con su gente. Secundando lo que se nos ped?a, prestamos - con los universitarios - algunos servicios gratuitos: asistencia jur?dica y m?dica, apoyo escolar a j?venes que quer?an presentarse al examen para entrar a la Universidad, y, finalmente, en enero, una semana de "colonias urbanas" con m?s de cien ni?os. Surgi? tambi?n la idea de un Centro que recogiera todas estas actividades y les diera una "imagen civil" que ofreciese a las personas que vamos conociendo la posibilidad de colaborar. Las Tiendas de Navidad se realizaron en los distintos campus para esto y fueron una hermosa ocasi?n de creatividad: comida italiana y cantos napolitanos para todos,. Es decir: "Pan, amor, fantas?a"??y alegr?a! El comentario m?s significativo fue el del Obispo: "Sin duda, esto no es m?s que una gota frente a todo lo que hace falta y, sin embargo, la verdad de lo que experimentamos sobrepasa, sin comparaci?n, cualquier proporci?n: la amistad entre nosotros y con la gente de la parroquia que trabaja con el padre Samuel; el sentirse, realmente, una sola cosa al vivir esta entusiasmante aventura, esta ?nica inagotable novedad que es amar a Cristo y servir a la felicidad de los hombres. De verdad, y con un afecto cada vez m?s intenso, puedo - ?podemos! - decir: "Mi simpat?a humana es para Ti, Jes?s de Nazaret!".

Guiuliana Santiago de Chile


?Qu? deb?a aprender?

Me llam? mucho la atenci?n c?mo afrontaron algunos la tragedia que ocurri? en la ciudad de Foggia al derrumbarse un edificio. Me sent? identificada con el hecho de que hay que tener mucho valor para reconocer la presencia y pertenencia a Cristo y aceptar acontecimientos que a veces son tan incomprensibles. Yo estuve viajando durante dos a?os con un grupo por toda Latinoam?rica cantando y tocando m?sica latinoamericana. De esta forma luchaba por un cambio de toda la sociedad; pero un d?a me lleg? la noticia de que mi madre hab?a muerto. Fue muy duro para m?, pero lo que hice fue aferrarme a Dios y a que se hiciera su voluntad. Quer?a saber qu? deb?a aprender de este sufrimiento, as? que dej? todo y regres? a mi pa?s para cumplir con una misi?n que ve?a bien clara: el apoyo a mi familia. En ese momento me llen? de fortaleza, de aceptaci?n y del amor que le faltaba a mi familia. La compa??a de mis antiguos amigos fue muy importante. Adem?s hac?a poco que pertenec?an a CL. Comprend? que no estaba sola y que mi vida no tendr?a sentido si no fuera porque Cristo est? conmigo y porque lo puedo ver por medio de ellos.
Lizeth, Bogot?


En las manos de Otro

Querido don Giussani: En noviembre viv?, por segunda vez, la dram?tica experiencia de un aborto natural. Antes de la intervenci?n, estaba aniquilada por el dolor y por lo que suced?a; no pod?a pensar, me sent?a muerta, sin importarme nada; pero all?, a mi lado, estaba Emerenziana, una amiga m?dico de la Fraternidad de San Jos?. A pesar de mi pasividad, no dejaba de repetirme que lo que estaba sucediendo no era in?til, ni tampoco era la comprobaci?n de un dato cient?fico - que es como la mentalidad moderna considera los abortos naturales -. Aquel hecho era ?til porque pod?a ofrecerse a Cristo para dar fruto de un modo distinto al que yo me hab?a imaginado y proyectado. Esas palabras me permitieron sentirme amada y me ayudaron a hacer memoria de la presencia, precisa y puntual en mi vida, del "rostro bueno del Misterio". Querido don Giussani, mi marido y yo queremos agradecerte tu paternidad, tan gratuita y verdadera, que nos ha permitido vivir esta experiencia con la alegre certeza de que nuestras vidas est?n en las manos de Otro que nos hace continuamente y que desea el cumplimiento m?s verdadero, bello, justo y bueno de nuestro yo.

Viviana y Davide


La casa del noviciado

Publicamos la carta que las hermanas del monasterio trapense de Venezuela enviaron a AVSI.

Queridos amigos de AVSI: Un abrazo fraterno. Ante todo, debo pedir perd?n por no haberos enviado antes ning?n recuento de la generosa ofrenda que recibimos en julio de 1998. ?Fue tan oportuna y providencial...! No tengo excusa, sino la de la ignorancia. La construcci?n de la casa del noviciado, de unos 2800m., distribuidos en tres plantas, nos ha costado BS.198.166.000, sin contar los gastos de mobiliario. No habr?amos podido acabarla sin vuestra ayuda, por la que os estamos muy agradecidas. Ahora, terminada y habilitada la construcci?n material, nos queda la espiritual, para la que seguimos pidiendo el regalo de vuestra comuni?n e intercesi?n. Actualmente, en la parte nueva hay 3 novicias y siete profesas temporales. Somos 15 madres. Adem?s, esperamos una joven postulante para enero. Pronto, "si Dios quiere", tendremos la alegr?a de conocernos personalmente y continuar la conversaci?n y el camino. Gracias.

Sor Paola, Humocaro


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Querido Gius: Hace poco m?s de un a?o que colaboro con el "Banco de Solidaridad". He conocido a muchas familias yendo a sus casas para entregarles los alimentos que distribuye el Banco; he mantenido discusiones tremendas con otros organismos de voluntariado y realidades locales (ahora colaboramos mucho con C?ritas parroquial); con los que hacemos esta caritativa he vivido momentos de enfado y tambi?n de riqueza de ideas a la hora de afrontar los "problemas t?cnicos y organizativos". En medio de todo esto me doy cada vez m?s cuenta del deseo que hay en el coraz?n de todo hombre de compartir el sentido de la vida. Hace unas tres semanas fui con un amigo a llevar a una chica de 30 a?os un paquete de alimentos. Tiene dos hijos (de seis meses y a?o y medio) y su marido est? en prisi?n. Mientras ?bamos en el coche, yo me repet?a continuamente la "t?pica" frase: "Compartir la necesidad de los dem?s para compartir el sentido de la vida" y pensaba que no deb?a hacer m?s que entregar el paquete sin preguntar nada de ella ni de su familia (por discreci?n). Nada m?s presentarnos, nos trat? como si fu?ramos viejos amigos; nos cont? toda su vida, las dificultades de una familia con graves problemas econ?micos (en casa les faltan hasta muebles) para integrarse en una ciudad tan fr?a como Mil?n, el amor por sus hijos y la preocupaci?n por su buen crecimiento y educaci?n. Mientras hablaba, me sent?a totalmente fuera de lugar con mis dos paquetes entre las manos, pero cuando le dije: "No te preocupes, te traer? tambi?n ropa para los ni?os", me respondi?: "No, no hay problema, venid s?lo a verme, mis hijos tienen a?n ropa para un tiempo, no querr?a quit?rsela a otros...". Me descoloc?: mientras yo me sab?a de memoria esa "t?pica" frase, ten?a delante a una chica con mil problemas, pero para quien aquella frase era una experiencia cotidiana y viv?a con una posici?n de total apertura y con el deseo fort?simo de comprender. Te puedo asegurar que es ella la que ha tenido verdadera caridad en nuestros encuentros (y de esto te das cuenta cuando vuelves al trabajo a hacer lo mismo de siempre, pero con un pu?al clavado que te hace disfrutar cien veces m?s). El 27 de noviembre tuvo lugar la colecta del Banco de Alimentos. Pocos d?as antes hab?amos ido a tomar una cerveza con unos estudiantes de los cursos superiores y les contamos lo que hacemos en el Banco de Solidaridad, qui?nes somos, las familias a las que ayudamos, etc. En la colecta colaboraron m?s de diez; la semana siguiente quedamos para comer una pizza y los chicos decidieron proponer a sus compa?eros de clase donar regularmente algo al Banco de Solidaridad: har?n colectas regulares en su escuela y algunos vendr?n en enero con las familias a las que asistimos. Cada vez hay m?s gente de nuestra comunidad que quiere colaborar con la iniciativa. De todo esto lo que me queda es el amor y la atenci?n que Cristo tiene hacia m?, a trav?s de mis amigos y de las personas que conocemos llev?ndoles las ayudas. De aqu? emerge, cada vez con m?s fuerza, el deseo de compartir el sentido de la vida.

Mauro, San Donato