Cuando
en 1993 la Fiscalía de Palermo sometió a investigación
al presidente Giulio Andreotti, nos parecían increíbles las acusaciones
vertidas contra él. Del mismo modo, hoy nos resulta increíble
la demanda de condena del senador Andreotti, al que nosotros consideramos inocente.
Reafirmamos nuestra estima por una personalidad que desde hace más de
cincuenta años es un referente político para los católicos,
por su fidelidad a las indicaciones de quien guía a la Iglesia –testimoniada
también en estos trágicos días de guerra– y por
la defensa de la libertad de nuestro país y de nuestro pueblo. Por esto,
como ciudadanos italianos nos sentimos lastimados por la solicitud de condena.
Cuando del modo que sea viene a menos la certeza de la imparcialidad y la objetividad
de la acción judicial, la educación de los jóvenes y el
bienestar de un pueblo corren un grave peligro, porque también la justicia
puede vivirse como violencia.
Milán, 8 de abril de 1999
Creemos que la increíble demanda de prisión para el senador
Giulio Andreotti en el proceso Pecorelli es fruto de una ciega obstinación
en hacer creíble un teorema que no existe. ¡Llueve sobre mojado!
No queda sino reafirmar que cuando del modo que sea viene a menos la certeza
de la imparcialidad y objetividad de la acción judicial, la educación
de los jóvenes y el bienestar de un pueblo corren un grave peligro,
porque también la justicia se puede vivir como violencia.
Milán, 30 de abril de 1999
¡Por fin! Es el final de una pesadilla, sobre todo para la persona de
Giulio Andreotti y su familia, hacia los cuales renovamos toda nuestra estima
y amistad; y, después, para la justicia, que en este caso ha reafirmado
la certeza de la imparcialidad y la objetividad del derecho, sin la cual la
educación de los jóvenes y el bienestar de un pueblo correrían
un peligro grave, en cuanto que también la acción judicial podría
en último término vivirse como violencia.
Milán, 24 de septiembre de 1999
¡
Qué hermosa victoria la absolución del senador Giulio Andreotti
en el proceso de Palermo «porque el hecho no subsiste»! Ciertamente,
lo es para el senador Andreotti y su familia, que por fin se ven libres de
una pesadilla que ha durado años. También para Italia, que no
ha sido gobernada durante cincuenta años por un mafioso. Y, además,
para el tribunal, que, si bien muy lentamente, ha hecho justicia. Por último,
también para nosotros que desde siempre hemos expresado nuestra certeza
respecto a la inocencia del senador Andreotti.
Milán, 23 de octubre de 1999
Comunión y Liberación expresa su solidaridad al presidente Giulio
Andreotti por una condena absurda, que no hace honor a Italia. Con el presidente
Ciampi, nos sentimos turbados por algo increíble.
Cuando la expresión de la justicia es tan contradictoria e incomprensible,
especialmente en estos días y, no sólo por el proceso Andreotti,
se arroja al pueblo a la oscuridad. Los magistrados deben decidirse a expulsar
de los tribunales la contaminación ideológica para encontrar
de nuevo un fundamento seguro y objetivo del derecho, porque esto es esencial
para nuestra democracia.
En este momento, se necesitan personas que, en el ejercicio de las tareas que
les son propias, persigan con responsabilidad el bien común de nuestro
pueblo, que después de diez años de terremotos merecería
paz y concordia en vez de más confusión y sospechas.
Nos impresiona el testimonio del presidente Andreotti que, frente al enésimo
sufrimiento al que se ve sometido, halla en la fe esa seguridad y esa esperanza
tan necesarias para el hombre y tan puestas a prueba en este momento.
Milán, 18 de noviembre de 200