editorial

Navidad, «la bendición para todas las formas de la creación»

Pietro Citati, conocido crítico literario, intelectual y colaborador del periódico más laico de Italia, afirma sentir una nueva atracción por el catolicismo. Acaba de publicar un libro sobre las grandes religiones, y declara encontrar en las expresiones populares católicas, como “el belén”, algo único: «La bendición para todas las formas de la creación».
Esta positividad a la hora de mirar todo, en efecto, es el corazón del acontecimiento cristiano. Una positividad que entró en la historia con la Navidad.
Citati no es un pobre pastor ni una anciana devota. Es un intelectual culto. Sin embargo, su mirada ante el hecho que el belén representa es la misma que tuvieron los primeros hombres sencillos que llegaron a la gruta.
Algo único ha sucedido, algo que ha cambiado el rumbo del mundo. Por aquel nacimiento la vida ya no aparece como una fatiga que acaba en el «abismo horrendo, inmenso, donde al precipitarse [el hombre] todo lo olvida», como escribía Leopardi. La nada que parece el final de todo deja de dominar el horizonte de la vida, con sus amores y sus dolores. Desde la orilla de ese mar desconocido, desde el Misterio poderoso y tremendo que pesa sobre todo, se movió hacia nosotros un punto, un navío. Algo único ha sucedido.
Como ha testimoniado un pueblo reunido en torno a los signos y a los gestos de la fe con motivo de los sucesos de Nassiriya. Existe en muchos –aunque sea confusamente– la percepción de que sin la esperanza cristiana la vida pierde su sentido. El hombre no encuentra en sí mismo la fuerza necesaria y por sí solo no puede hallar la razón para mirar a la vida tal y como es, contradictoria y frágil, sin sufrir la opresión de la nada. Siempre, cada día, necesitamos algo que nos libere del mal, del principal mal, que es considerar la vida como una carrera difícil e inútil. Ninguna construcción civil, ningún esfuerzo para progresar pueden sostenerse en una conciencia de que la existencia es vana. Por tanto la Navidad es también el evento que fundamenta una vida civil marcada por la capacidad de construir y de acoger.
El niño que nace de la Virgen María es el punto donde la vida de los hombres encuentra su rescate frente a la nada. Es un punto humano, una presencia que sigue viva en el misterio de la Iglesia y en el testimonio de muchos. No es una conquista filosófica o una meta ética para personas que tienen la conciencia tranquila. Citati lo demuestra con inteligencia lúcida: «La reducción de la religión a ética es una verdadera catástrofe. En el origen del cristianismo hubo un delito y también dos ladrones. El cristianismo es un acontecimiento religioso pero esto hoy no lo dice nadie».
El cristianismo es una joven mujer «por cuyo calor» un niño tomó forma en el tiempo y desde entonces persuade a los sencillos de corazón, a los que de verdad tienen hambre y sed de vida.