CARTAS

a cargo de MARÍA PÉREZ

SIERRA LEONA
La matanza de los inocentes
Tengo cerca de mí, sentado mientras mira qué estoy haciendo con el ordenador, a Hassan, que ha pasado un par de días de prisión. Cuando Ernest, uno de nuestros voluntarios, fue a sacarlo, ayudado del buen sentido de un magistrado que había ordenado su excarcelación, Hassan todavía era todo lágrimas. Dice que tiene dieciséis años, pero yo no se los hecho, aunque quisiesen hacerle pasar por alguien de dieciocho años, para poder golpearle como a un adulto. ¿Qué es lo que ha hecho? Una pequeña discusión junto a la fuente con una muchachita de su edad. Estaba llenando su cubo y ella, por hacerle un desaire al “rebelde”, se lo quitó de la mano, sustituyéndolo por el suyo. Un pequeño enfrentamiento que la madre de la muchacha acentuó, poniéndose de parte de su hija. Con un poco de sentido común podría haber calmado la cosa; en cambio, intencionadamente, la ha agravado, porque esos “rebeldes” le fastidian. La comprendo. Vive en Calaba Town, que quedó casi arrasada en enero de 1999. Hassan no tuvo nada que ver, pero Hassan pertenece a la categoría de los “rebeldes” y debe ser castigado. En la trifulca, el cubo le golpeó en la rodilla y ella pegó a Hassan en el pecho, pero la policía sólo tuvo en cuenta a la chica y a Hassan le metieron en prisión. No entiendo por qué no también a ella, aunque me dicen que tiene algunos “amigos”. Hassan, que fue robado de pequeño y vivió durante años en los bosques, tiene bien pocos amigos. En estos días en que hemos tenido el privilegio de ser elegidos, aquí en St. Michael’s Lakka, como uno de los lugares que el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, iba a visitar, tengo siempre a Hassan en mente, como el típico ejemplo de la situación en que se encuentran constantemente nuestros muchachos. Dirigiéndome al Secretario General en mi discurso de bienvenida, le decía: «¿Llegará alguna vez el día en que nuestros chicos sean recordados por su resistencia al mal, por haber salido casi indemnes de una situación que hubiese derrumbado a un adulto, más que por los crímenes que unas mentes enfermas les han obligado a cometer? ¿Llegará alguna vez el día en que tomemos nota de los actos heroicos de tantas personas, niños y niñas incluidos, más que de la crueldad de gente fuera de lo normal? Los ángeles custodios de estos niños presa de psicópatas, han debido de trabajar día y noche para protegerles y hacerles normales. Dios los ha amado como sólo él sabe hacer». Quiero dar gracias especialmente a los amigos de Avsi, que tanto me han ayudado a realizar este sueño, el sueño de restituir al mundo civil tantos niños, víctimas del peor crimen de esta guerra: la matanza de los inocentes.
Padre Bepi Berton

ESPAÑA
Una minucia
Escribo sólo para comentar que hoy hemos estado vendiendo Huellas en la parroquia de San Jorge. Lo de la venta, no sólo de la revista sino de cualquier cosa, es algo que a priori me horroriza. Sin embargo, para mí ha sido un momento muy bueno porque me he dado cuenta de la importancia que tiene dar a conocer nuestra revista porque, en definitiva, es dar a conocer lo que somos. Esto me hace caer más en la cuenta de que lo que hemos encontrado no es solo para nosotros sino para todos. Es una minucia, pero no quería dejar de contarla.
Isa, Madrid

Los filmofariseos
«Dichosos los que crean sin haberme visto». Este pasaje del evangelio de san Juan, sobre el negro de la gran pantalla, pone fin al último “éxito” de Antonio Banderas, The body. Unas palabras que, interpretadas en el contexto de la película, quieren invitar a la defensa de una fe sentimental y carente de toda certeza histórica. Ya el mero hecho de poner en duda la piedra angular del cristianismo, la resurrección de Jesús de Nazaret, levanta las sospechas de algún disimulado ataque a la fe y a la Iglesia. Al menos en mí nació esta sospecha y por eso quise ver y juzgar los “argumentos” de los nuevos perseguidores. Cuál no sería mi sorpresa al comprobar que tal ataque no era ni mucho menos disimulado, antes bien, la Iglesia es, desde el principio, la mala de la película, peor aún que el conocido terrorista palestino, que, al fin y al cabo, “sólo lucha por sus ideales”. Ya el primer cardenal que aparece tiene cara de malo y el protagonista (un atractivo sacerdote que, si por él fuera, se habría ordenado por lo civil) acaba arrancándose el alzacuellos y poniendo al cuerpo clerical más verde que la albahaca. Pero la cosa no acaba ahí. La Iglesia no es sólo una perversa máquina codiciosa de poder que, como no tiene certezas no está interesada en una investigación justa y objetiva; es además un cuerpo totalmente inútil, puesto que la fe se sustenta por sí sola al habitar en el corazón de los pobrecitos cristianos que necesitan creer en algo (lo mismo habría dado que fuera en un marciano amarillo) para no ser sepultados por su nada. Finalmente, la investigación (llevada a cabo con unos curiosos métodos, ya que los datos evangélicos servirían para identificar el cuerpo de Jesús, pero no para atestiguar su resurrección) revela que los huesos hallados no son de Jesucristo; pero, al parecer, esto es lo que menos importa, porque nos ha quedado claro que no es necesaria la presencia viva de Cristo para que haya cristianos.
Cuando salí del cine (sinceramente molesta por lo que había presenciado), me pregunté qué diría el Papa si lo hubiera visto, porque a mí me dieron ganas de... pero luego pensé que si Juan Pablo II hubiese estado ante esta nueva generación de escribas y fariseos probablemente sus labios habrían dejado escapar, como en un susurro, las palabras de Aquel que sigue vivo porque venció a la muerte: «Perdónalos, Padre, porque no saben lo que hacen».
Isabel, Madrid

Obras
Hace cinco años que trabajo en el Centro de Solidaridad Juvenil AC, una obra que ha nacido en el movimiento de CL y donde trabajamos con niños, jóvenes y mujeres en situación de vulnerabilidad. El primer programa del Centro, constituido legalmente hace trece años, es un albergue para universitarios. Actualmente damos hospedaje, alimentación y educación a 33 jóvenes todos ellos de pueblos y municipios cercanos que vienen a cursar una carrera universitaria y no tienen los recursos para vivir dignamente. Poco después, y para brindar un lugar de trabajo que ayudara a estos jóvenes a poder cubrir algunos gastos personales, iniciamos “De Tocho”, un pequeño negocio de papelería y fotocopiado. Hemos ido captando las necesidades más apremiantes y comenzado a acompañar a los otros a través de acciones concretas. Así han surgido: el Comedor Infantil, que atiende diariamente a setenta niños en situación de pobreza entre 1 y 16 años; la Estancia Infantil, donde dieciocho niños de entre 1 y 5 años encuentran la posibilidad de un espacio sano, cuidado y donde la figura de un educador les ayuda a descubrir sus habilidades, relaciones y afectos; el Apoyo Nutricional CAM01/CSJ, el primer programa del Centro que se encuentra fuera de sus instalaciones y que surgió de la relación con un grupo de maestras que trabajan en el Centro de Atención Múltiple 01 al que asisten niños en situación de pobreza, con capacidades limitadas y que requieren, además de la rehabilitación y apoyo pedagógico que ellas les brindan, un apoyo nutricional que les ayude a obtener mayores avances en sus respectivos tratamientos. Estos tres últimos programas son apoyados, además de por algunos donantes locales, por el programa de Adopciones a Distancia de AVSI. Inicialmente fue una posibilidad de responder mejor y más adecuadamente a una necesidad, a través de una persona de buena voluntad que ayudara a un niño en un país lejano. El 24 de enero, AVSI, a través del CSJ, ha firmado un convenio con el Gobierno Estatal a través de Desarrollo Integral de la Familia (institución pública encargada en el ámbito nacional y estatal de llevar a cabo algunos proyectos de desarrollo social) para apoyar a 450 niños en el estado que son atendidos en los Centros de Atención Infantil Comunitarios y Albergues Infantiles, en tres ciudades: Campeche, Champotón y Ciudad del Carmen. Es evidente que vivir al fondo la realidad es lo que te permite hacer experiencia del lugar al que perteneces y reconocer que tus límites no son una objeción para poder abrazar la realidad. Porque lo importante es la educación que has recibido en una compañía humana y que te permite ser portador de una esperanza. El verdadero trabajo es ayudarnos a reconocer que ya aconteció y que es en este lugar, en el trabajo, donde Cristo nos prefiere.
Mónica, Campeche

Madrid-Viena-Madrid
Publicamos un pasaje de la carta que un amigo de Viena ha recibido de una amiga suya.
Te escribo para contarte las últimas novedades. Finalmente, parece me van a hacer el contrato en la Clínica. Ya les entregué todos los papeles y ahora falta que hagan todo los de la gestoría para poder firmar. Sin embargo, como ya sabes que soy un poco “llorona”, a veces se me hace bastante duro. Los casos que tratamos son generalmente duros (un chico de 17 años que ha quedado tetrapléjico, un hombre de 40 con una esclerosis múltiple, enfermedad degenerativa, etc.). Y como saben que este es uno de los mejores sitios llegan esperando mucho. Y me los pasan a mí para que los trate. Así que a veces me desespero un poco porque me veo incapaz como fisioterapeuta e incluso por mi personalidad. Pero ¿qué puedo hacer yo? Sin embargo, Otro me los ha dado. Cada vez me doy más cuenta de que es verdad que el hecho de que Cristo está presente cambia la vida, y sólo esto. Mendigo cada día más Su presencia. Lo estoy entendiendo sobre todo gracias a la decisión de entrar en la Fraternidad. Aunque aún no he escrito la carta por vagueza más que nada, decidir supone la oportunidad de ponerme casi por primera vez de una forma más adulta ante lo que he encontrado. No puedo seguir sólo por inercia. Es sí o no. Y me interesa hacerlo porque sólo reconocer a Cristo cada día me permite estar libre del éxito o fracaso, tener una perspectiva mucho mayor en la vida y poderme implicar hasta el fondo con lo que tengo delante, por ejemplo con mis pacientes.

La estrella
Querido don Giussani: esta Navidad, mi suegra me regaló un nacimiento; al llegar a casa me puse a arreglarlo, y cuando empecé a colocar los Reyes Magos me dije: ¡yo soy como ellos!, quiero encontrar a Cristo. Tu carisma es la estrella que me va guiando. Para mí no ha sido fácil. Muchas veces, creo tener ya la respuesta y la realidad me ayuda a recordar que entiendo menos de lo que pensaba. Pero gracias a las circunstancias que tantas veces he querido rechazar me mantengo despierta y atenta, y deseo entender más. Ahora sé quién soy, y me he descubierto inmensamente amada. Hoy, tras 18 años de casada, estoy aprendiendo a amar a mi marido sin reducir el amor. Tengo un grupo de amigas con las que, además de hacer escuela de comunidad, nos juntamos semanalmente a leer el libro de los ejercicios de la Fraternidad. Gracias a ti, tenemos otra mirada. En nuestros rostros has hecho milagros.
Rosalinda, Oaxaca

Un hábito que sostiene
Querido don Giussani: hace ocho años aproximadamente empecé a aprender a vivir la responsabilidad de ser católica. Siempre me creí católica, pero no conocía mi realidad. Pertenecer a CL me ha ayudado a vivir, a aprender que soy una persona, que tengo mucho valor sólo por ser hija de Dios. Aquí no vivo de apariencias, sino de realidades. Antes hubiera pensado que Dios me puso a prueba, pero después de percibir mi pertenencia, sé que todo lo que me ha sucedido tiene un sentido. Hace tres años, mi esposo olvidó su promesa ante el altar y, después de quince años de matrimonio, fui desalojada de mi hogar y separada de mis tres hijos menores que tanto amo. Al principio no podía aceptarlo y sufrí mucho; sentía rabia; se me clavó un puñal en el corazón y hasta la fecha sigue ahí, doliendo; pero ahora, el dolor es distinto, porque lo comparto con Cristo. Gracias por enviarnos tantos mensajes positivos, por haber fundado un movimiento que nos permite abrir los ojos a la realidad para vivir nuestro catolicismo con los pies en la tierra. Gracias a la escuela de comunidad y a lo que en ella voy aprendiendo, estoy plenamente segura de que todo lo que ha pasado tiene un sentido en mi vida. Estuve tres años buscando trabajo sin éxito, dada mi edad. Pedí mucho a Santa Marta; mientras tanto vendía en la calle lo que podía, sin perder la esperanza de volver a trabajar en lo mío, en lo que me gusta y puedo hacer, y no me desesperé gracias al hábito de rezar el Ángelus. Un día, acudí a una amiga, que me comentó que en la oficina de su esposo necesitaban a una persona. Hablé con él y le di mi currículum, firmé una solicitud y lo dejé en manos de Dios porque a mí misma me parecía imposible. Tras algunas dificultades, ¡ocurrió el milagro!, pues me pusieron a prueba y tres meses después firmé un contrato. Gracias nuevamente don Gius, pues todo lo debo a CL. Vivir sin mis hijos me parecía terrible, y aunque lo siga siendo y me preocupe su destino, sé que con mi alegría de vivir y mi testimonio de amor, con mis oraciones y peticiones, puedo ayudar en lo que no puedo resolver. Sé que también ellos están protegidos y amparados, porque así lo estoy yo.
Blanca Oaxaca

Poco a poco
Mi encuentro con Cristo no empezó con CL, sino a través del estudio de la Sagrada Escritura, hace algunos años. El proceso ha sido largo, paulatino y gradual. Ha ocurrido, podría decir, sin darme cuenta. Me fui enamorando, me dejé seducir por Aquel que se desvelaba y velaba a lo largo de la historia y de mi vida personal. CL es para mí la continuidad en la Pertenencia al Señor. Me ofrece una compañía, un camino, una dirección, una apertura hacia el más allá. Veo que muchas personas viven la fe con plena alegría y gratitud. Aún no puede dejar de sorprenderme la tenacidad y la constancia de Amedeo y el P. Franco, que han empezado una escuela de comunidad en la ciudad Nuevo León.
María Rosa, Monterrey

Profesiones
Milán, 24 de diciembre de 2000

En un solo cuerpo
Don Giussani - Que cada uno se fije atentamente en la fórmula de la profesión y, sopesando las palabras, ofrezca a Cristo, con todo el corazón, la oportunidad de dilatar Su presencia, Su presencia física en el mundo entero y a lo largo del tiempo.
La rezamos juntos porque, como ya viviréis, cada año añade a la conciencia y voluntad de entrega algo en lo que jamás habríamos pensado antes.
Que el Espíritu de Jesús, el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo nos acompañe momento a momento en el transcurso de toda nuestra vida.
«Seguro de la fidelidad de Dios…»,
Todos - «…ante Su presencia y la de la Comunidad, pido a Jesucristo, única salvación mía, que entre las vicisitudes de la vida mi corazón permanezca firme en Él, en quien está la liberación del mundo y la verdadera alegría. Confío este compromiso a la Virgen María, Madre de la Iglesia, y le pido un amor cada vez mayor por el pueblo de los creyentes».
Don Giussani - Si de ahora en adelante, todos los días de nuestra vida rememoramos esta oración, la fórmula de nuestra consagración, entonces nuestra vida se colmará de paz y juventud. Y el mundo cambiará, porque el mundo cambia por la presencia del hombre que reconoce a Cristo Señor. Y el mundo cambiará, cambiará ante nuestros ojos.
¡Ojalá a la fidelidad de Dios le corresponda nuestra fidelidad!
En la misericordia cualquier momento de nuestra vida podrá ser perdonado. Será el instante en que cada uno experimente el perdón, de tal modo que la positividad y la verdad de su entrega se incrementará.
Disculpad, pero querría añadir sólo algo más, porque me urge que ninguno de vosotros haya podido decir hoy a Dios: «Te doy mi vida» sin después dársela; que no haya ningún día en nuestro camino en que esta perspectiva total en cada cosa que se hace pueda empequeñecerse.
En la santa Misa se dice algo a partir de lo cual todos los días podréis retomar esta raíz nueva de pensamiento y vida: «Te pedimos humildemente se pide después de la elevación del cáliz, por la comunión en el cuerpo y la sangre de Cristo, que vivamos la unidad entre nosotros porque la comunión de Cristo con la persona, con cada persona, es para que el mundo se cumpla, la verdad del mundo»1
, «Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo : por la comunión en el cuerpo y la sangre de Cristo, que el Espíritu Santo nos reúna en un solo cuerpo que el Espíritu Santo nos reúna en un solo cuerpo: Cristo no ha venido no «para mí», ha venido para mí en cuanto toda la verdad de mi ser está en edificar, en tomar parte en la construcción de la Iglesia de Dios».
Hago esta digresión en razón de una última sugerencia: ¡aprended a gustar de las jaculatorias!, que son las satisfacciones que Dios obtiene para sí en medio del vacío y la distracción de otro modo tan extendidos en nuestras jornadas.
La jaculatoria que os recomiendo para vuestra santidad, para asegurar la permanencia de la fe y caridad en vosotros, es Veni Sancte Spiritus, veni per Mariam: ven, oh Espíritu Santo, tú Tú que creaste el mundo, lo creaste y lo redimiste, lo restauraste con tu acción contra el mal, tú Tú que te haces presente al hombre y le ofreces posibilidad de combatir el mal. Veni per Mariam, ven a mí por mediación de la Virgen, de la madre de Cristo en quien se consumó el designio de Dios. Veni Sancte Spiritus, veni per Mariam, porque nosotros estamos hechos para ser, para formar parte del Cuerpo místico, misterioso, cuerpo místico de la Virgen. En su cuerpo virginal dicha medida sobrenatural se colmó.
Veni Sancte Spiritus, veni per Mariam, recémosla juntos para que resuene su eco en vosotros. Os deseo que resuene todos los días de vuestra vida, aún cuando parezca que la vida se os escapa. Porque el límite humano se personará en primer lugar en vosotros mismos y luego en todos los que entren en relación con vosotros. Pero vosotros tendréis en el corazón la evidencia de una superación de lo que aniquilaría todo sentido: ya nunca más será la victoria, la posible victoria, del mal sobre el bien, de la nada sobre el ser, contra el ser.
Recemos juntos por primera vez: Veni Sancte Spiritus,
Todos - Veni per Mariam.
¡Adiós, hasta pronto!
No siempre me encuentro tan bajo de forma, pero hay momentos en los que el viento arrecia y el hombre se disuelve un poco en la nada, en el ridículo. ¡Pero no siempre estoy así! Aunque si el Señor me tuviera siempre así... ¡peor para vosotros!
Gracias. Hasta pronto y felicidades.


1 « Te pedimos humildemente: por la comunión en el cuerpo y la sangre de Cristo, el Espíritu Santo nos reúna en un solo cuerpo Te pedimos humildemente que el Espíritu Santo congregue en la unidad a cuantos participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo ». Oración Plegaria Eucarística II, Misal ambrosiano festivo Romano completo, Marietti-Jaca Book, Milán 1976, p. 498.BAC, Madrid, 19866. Vol I, p.1003.