NIGERIA
La escuelita de bambú

Los niños de la laguna, los jóvenes y los enfermos de Lagos. El amor a la gente genera obras que inciden en la estructura social y superan las divisiones, incluso las religiosas

A CaRgo de P.R.

La llaman cariñosamente la “escuelita de bambú”: es la escuela infantil y elemental de la aldea de Ikate Waterside, en la laguna que está a las afueras de Lagos. A ella asisten 400 niños, la mayoría son hijos de los pescadores que viven en los palafitos. Son niños muy pobres que encuentran aquí un ambiente sereno y acogedor. «Tanto es así que numerosas autoridades (diplomáticos, miembros de la Comisión Europea en Nigeria, autoridades gubernamentales) que visitan la “escuelita” St. Peter and Paul - cuenta Gabriella Bigi, profesora y responsable de las actividades educativas relacionadas con AVSI en Lagos -, perciben el clima apacible, la alegre acogida de los niños y su nivel de aprendizaje a pesar de la humildad de la estructura». Para hacer el examen final y acceder a la escuela secundaria, los niños deben matricularse en una escuela pública. Pero este año los 31 niños que terminan el ciclo elemental ya tienen “plaza” en la pública, porque la representante de la autoridad gubernamental, una mujer musulmana que visitó la escuela, no quiere que se pierda el valioso trabajo realizado con ellos.

Punto de referencia
Y es aquí, en la escuelita de bambú, donde los muchachos de GS de la Seed Remedial School de Lagos (una escuela de recuperación vespertina para alumnos de secundaria) vienen a la caritativa para jugar con los niños. «Los chicos provienen de diferentes tribus y de las más dispares religiones: son musulmanes, católicos, bautistas, metodistas, de sectas pentecostales y ateos». The Seed se ha convertido para ellos en un punto de referencia y en alternativa a pasar el tiempo en la calle. «Aquí, en cambio - continúa Gabriella - además de estudiar, su profesor de ciencias, Willy, les implica en excursiones y actividades como el periódico, teatro, coro o fútbol. Después les propone la Escuela de comunidad, la caritativa,...» Es una ayuda también para los padres en la difícil tarea de la educación, en un país donde la realidad escolar es una ruina, tanto por la carencia de estructuras como por la falta de puntos de referencia válidos.

Esta fue la razón de presentar un proyecto a la Unión Europea para la construcción de un Centro Educativo que recogiera estas actividades escolares y se convirtiera en punto de referencia para jóvenes y profesores de esta periférica zona de Lagos. La ONG nigeriana The Seed Trustee puede convertirse, de ese modo, en una base estable que canalice las obras educativas y un instrumento para presentarse ante organismos como la Unión Europea.

El problema educativo también es un trabajo para proponer a los profesores: «En Lagos - cuenta Gabriella -, desde hace dos años, hay cursos de formación para profesores de todos los niveles a partir del texto Educar es un riesgo. El último curso para profesores de secundaria convocó a unos veinte directores de escuelas católicas y gubernamentales de diferente procedencia religiosa y cultural (musulmanes, protestantes...). El tema era precisamente Educar es un riesgo y seguimos las clases haciendo un recorrido por el texto, completado con películas y diapositivas. Fue muy interesante ver a estas personas abrirse y trabajar juntos a pesar de la profunda diversidad. Al final del curso, uno de ellos dijo que estaba “contento porque la religión no había sido motivo de división”. ¡En un país como el nuestro eso es algo extraño!».

Asistencia y amistad
Pero en Lagos AVSI no trabaja sólo en la escuela. El centro de medicina de base St. Kizito Clinic funciona desde 1990. «El número de pacientes cada vez es mayor - nos explica Chiara Mezzalira, médico y responsable de la actividad médica de St. Kizito -, cada día pasan por aquí unas 200 personas». La clínica está situada a las afueras del casco urbano de Lagos y atiende a la población de los barrios pobres y de las aldeas de la laguna. Actualmente está gestionada por personal local, cuya formación y educación se actualiza continuamente. De hecho, como explica Chiara, «desde hace seis años, organizamos cursos de formación y actualización para personal sanitario, tanto de centros privados como públicos. Los participantes están sorprendidos e interesados por los cursos y por la atención que se presta a las necesidades reales de la persona que se planteaba como tema de trabajo. Durante el último año hemos empezado la asistencia a domicilio, concretamente con los enfermos de SIDA. En el grupo de asistencia a domicilio colaboran también algunos universitarios que con su afecto y su amistad prestan una ayuda concreta para estas personas, tan necesitadas de todo. Uno de los enfermos contaba que cuando Emeke (un universitario) le visitaba era como si el sol resplandeciera para él»