Juan Pablo II
Un cuarto de siglo en el solio de Pedro
Tres días de trabajo sobre el tema: «La Iglesia al servicio del
hombre». Cardenales, obispos y periodistas han recorrido el camino del
Papa, siguiendo tres líneas generales: la vida, el magisterio y la acción
del papa Wojtyla. «Viajero por método y vocación» para
anunciar a Cristo al mundo
Riccardo Piol
El 16 de octubre de 1978 el arzobispo de Cracovia, Karol Wojtyla, fue elegido
Papa: una sorpresa, dado que pocos conocían entonces al 263º sucesor de
Pedro. La retransmisión de la RAI fue histórica, pues se oyó nítidamente
la voz de uno de los operadores, situado demasiado cerca del micrófono
del cronista, que, al oír aquel nombre desconocido, exclamó: «¡Un
africano!». Han pasado veinticinco años desde aquella tarde de otoño,
durante los cuales Juan Pablo II se ha dado a conocer al mundo sin dejar de suscitar
sorpresa y asombro. Con el paso de los años, ha sido definido de las más
variadas formas: el Papa venido de lejos, el de los jóvenes, el poeta,
el de las masas, el del Rosario; apelativos parciales y capaces de subrayar sólo
aspectos de una personalidad vibrante y de un pontificado intenso. Juan Pablo
II ha guiado a la Iglesia más allá de la guerra fría hasta
adentrarse en el nuevo milenio, ha escrito 14 encíclicas, llevado a cabo
99 viajes internacionales visitando 29 naciones, ha hablado al mundo, a los poderosos
y a la gente común. Y «no es fácil identificar una clave
interpretativa que permita conservar unida la riqueza de la enseñanza
de Juan Pablo II». Son palabras de monseñor Fisichella al introducir
la primera gran cita que ha dado inicio a las celebraciones de este XXV aniversario
de pontificado, un congreso internacional de estudio, organizado por la Pontificia
Universidad Lateranense de la que es rector, sobre el tema «La Iglesia
al servicio del hombre». Un título que evoca la primera encíclica
de Juan Pablo II, la Redemptor hominis, a la luz de la cual se han desarrollado
muchas de las intervenciones de quienes vivieron junto al Santo Padre los años
de Polonia, primero, y del pontificado, después. Tres días de trabajo
siguiendo tres líneas generales: la vida de Karol Wojtyla, el magisterio
y la acción. Han hablado muchos cardenales y obispos, pero también
periodistas, que han recorrido el camino que el Papa continúa ofreciendo
a la Iglesia y al mundo.
De Cracovia a Roma, tras las huellas de san Estanislao
Polaco como el Papa y secretario personal en los años de Cracovia, ordenado
sacerdote, después obispo y llamado a Roma por Wojtyla, monseñor
Rylko, secretario del Pontificio Consejo para los Laicos, además de ser
un colaborador de Juan Pablo II, es también su amigo desde hace mucho
tiempo. Entre las numerosas intervenciones dedicadas a la vida del Papa en el
Congreso, la suya ha sido la que más ha sacado a la luz el fuerte vínculo
entre los años en la Roma de Pedro y en “la polaca”, como
se denomina a Cracovia. «San Estanislao, (mártir patrón de
Polonia, ndr.), es fundamental para entender el ministerio del obispo Karol Wojtyla
en Cracovia. El testimonio de san Estanislao es el del Pastor que da la vida
por su rebaño», tal como hizo el futuro Papa en los años
del régimen comunista. Como obispo, fue incansable abogado de las libertades
civiles y religiosas, hasta el punto de que «todos en Polonia, como ha
recordado Rylko, le reconocen como valiente defensor de sus derechos fundamentales»;
pero una vez convertido en pontífice, ha seguido siéndolo para
todos los hombres del mundo, prosiguiendo siempre tras las huellas de San Estanislao,
al que dedicó una poesía, la última antes de participar
en el cónclave que lo elevó al solio de Pedro, en la que decía: «Si
la palabra no ha convertido, será la sangre la que convierta»: casi
una profecía de los momentos más dramáticos de su pontificado.
Incansable magisterio contra la atrofia moral
«
La Iglesia no puede abandonar al hombre, cuya suerte, esto es, la elección,
la llamada, el nacimiento y la muerte, la salvación o la perdición,
están tan estrecha e indisolublemente unidas a Cristo... Este hombre es
el primer camino que la Iglesia debe recorrer en el cumplimiento de su misión».
Fue el propio Papa, recibiendo en audiencia a los participantes en el congreso,
quien indicó este pasaje de su primera encíclica como principal
clave de lectura de su magisterio. Un fragmento que identifica la fe en Cristo
con la morada de la humanidad y ayuda a comprender el recorrido que parte de
la Redemptor hominis del 79 para llegar a la última Ecclesia de Eucharistia
de este año. Por lo demás, como señaló el cardenal
Ratzinger en su intervención, «sería absurdo pensar que se
pueden analizar en media hora las 14 encíclicas de nuestro Santo Padre.
Pero por obediencia hago también cosas absurdas». Y, así,
en una admirable intervención, trazó el recorrido del magisterio
con el que Juan Pablo II ha acompañado a la Iglesia e interrogado al mundo
a través del clima de «atrofia moral» que marca nuestro tiempo.
Hasta los confines de la tierra
El cardenal Sepe lo definió como «el primer misionero», el
cardenal Echegaray «viajero por método y vocación».
El Papa ha recorrido más de un millón doscientos kilómetros,
para reunirse con masas inmensas y realidades pequeñísimas - en
2001 fue a Baku, en Azerbaiyán, donde le esperaba una comunidad de 120
personas -, y tras 25 años de pontificado, continúa programando
viajes. Como decía el Prefecto de Propaganda Fidei, al Papa le empuja «ante
todo la urgencia de la misión», el mismo ímpetu que hacía
decir a san Pablo: «Ay de mí si no predicase el evangelio».
Como al apóstol, le mueve la incansable pasión de anunciar a Cristo
a los hombres. Y tras un cuarto de siglo en el solio de Pedro, Juan Pablo II
continúa guiando a la Iglesia entre los muchos desafíos que debe
afrontar donde todavía no existen comunidades o donde la fe en Cristo
debe ser redescubierta. «Él es la verdad que la Iglesia proclama
incansablemente de formas diversas, difundiendo el único Evangelio hasta
los confines de la tierra»: una admonición, una invitación,
que el Papa ha dirigido a los participantes en el congreso con la misma pasión
con la que lo viene repitiendo desde hace 25 años.