FRATERNIDAD - PERÚ
El señor de los milagros
Enrique León
En Lima, doscientas cincuenta personas participaron en la peregrinación con motivo del XX aniversario de la Fraternidad de Comunión y Liberación. Se llevó a cabo el día sábado 19 de octubre y tuvo como escenario el Centro Histórico de Lima, de más de 400 años de antigüedad, con sus iglesias y balcones coloniales que nos recuerdan los primeros años de evangelización en nuestro país.
El recorrido empezó en el conjunto formado por los exteriores de la Iglesia San Francisco, la portería del convento y las vecinas iglesias de la Soledad y El Milagro y dominado por la gran fachada del templo con su portada-retablo y torres gemelas, iglesia barroca ubicada a pocos metros de la Plaza Mayor cuyo atrio, adornado de cientos de palomas y numerosos visitantes, sirvió de punto de encuentro a los participantes venidos de distintas partes de Lima. El P. Giovanni Paccosi al empezar nos recordó cómo se plantó y se ha desarrollado aquí en Perú la semilla del carisma donado a don Giussani que, con el tiempo, ha dado fruto abundante.
La lectura de algunas reflexiones de don Giussani sobre el misterio del Rosario, precedió el camino procesional a lo largo de las calles del Centro de Lima. Llegando a San Pedro, antigua Iglesia Mayor del Colegio Máximo de la Compañía de Jesús, los participantes se pararon a meditar el último misterio para después pasar a la Capilla de la Virgen de la O, pasando por el claustro del antiguo convento de los padres jesuitas.
En la iglesia, la más renacentista de la ciudad, fiel modelo de la Iglesia de la Casa profesa de la Orden en Roma, II Gesú, y desde hace poco restituida en su antiguo esplendor, celebramos la eucaristía presidida por mons. Lino Panizza, obispo de Carabayllo, y concelebrada por el P. Michele Berchi.
Después de recordar el motivo de la celebración mons. Panizza, dijo en su homilía que «es verdaderamente una feliz coincidencia que esta peregrinación se haya realizado en esta Iglesia, donde a fines del 1500 se constituyó la primera y más antigua confraternidad laica de América Latina».
El obispo recordó luego lo que el Santo Padre nos escribió en febrero del año pasado: «el Movimiento ha querido y quiere indicar no ya un camino, sino el camino... el camino es Cristo»; y la reciente celebración del 80 cumpleaños de Giussani, por el cual solicitó las oraciones de todos los participantes, agradeciendo a Dios por este don extraordinario que a través de él llega hasta nosotros hoy en el Perú.
Al concluir su homilía, exhortó a todo los miembros de la Fraternidad, junto a sus familiares y amigos, a renovar la voluntad de dar testimonio de Cristo resucitado, única salvación y respuesta al drama del hombre.
Al final, después de la bendición, cantamos «Reine Jesús por siempre, reine su corazón, en nuestra patria, en nuestro suelo, que es de María la nación».
Fuera de la iglesia, a un centenar de metros, otra procesión: la más conocida y multitudinaria del Perú, que se repite desde hace 351 años, atravesaba las calles del Centro de Lima para su tradicional recorde la procesión del Señor de los Milagros. La Fraternidad es, sin duda, para nosotros uno de estos milagros.