MILÁN
11 de septiembre
Después de los terribles sucesos de América, quisiera compartir brevemente lo que pensé y aún me sigue viniendo a la cabeza en estos momentos. 1) Es indudable: hemos asistido al espectáculo del mal en su expresión más perfecta, la que lleva a cabo un designio completamente abstracto. La primera impresión que tuve fue la de encontrarme inmerso en una novela americana, uno de esos best sellers hechos de teoremas, abstracciones, llenos de crueldad, y en los que al final cuadran las cuentas, porque las cuentas nunca se hacen con la realidad. Testori lo decía siempre: «El peor enemigo es la abstracción» (la ideología, como diría don Giussani). La catástrofe de Nueva York y de Washington impacta por la perfección abstracta que está detrás, por el pensamiento perfecto, limpio, matemático, de la persona que ha planeado todo. Un pensamiento que llega a la realidad destruyéndola - y no puede sino destruirla, porque no parte, no nace de la realidad -. 2) Yo no creo que Bin Laden o los que ejecutan sus órdenes crean en Dios. Si EE.UU asolara Afganistán, ellos se reirían de tal suceso, porque para una mentalidad como la suya el hombre es solo carne de cañón, ya sea amigo o enemigo. Me impresiona en este punto percibir una inhumanidad que no conoce ni raza ni religión: la abstracción es generalizada. El criterio usado por los terroristas es el mismo con el que gran parte de la cultura americana razona (ya he hablado antes de novela americana). 3) Me parece que los pensamientos que se oyen por las calles o en la radio tienen como denominador común una preocupación por el futuro. Es verdad. En un instante hemos retrocedido decenas de años, no solo en Oriente Medio, sino también en el orden de las sociedades occidentales (la llamada sociedad abierta), de la economía (¿nos volveremos todos más pobres?), de la política, etc. Esto no me preocupa mucho. Me viene a la cabeza, en cambio, lo que nos decimos siempre: que la Misericordia es el nombre mismo de Dios, y que el modo que Dios ha utilizado para darse a conocer como Misericordia fue el de hacerse hombre en el seno de una mujer. Con este hecho, Dios ha exaltado la razón en su sentido más verdadero, que no es el de un designio abstracto - del que los americanos y los talibanes son igualmente capaces - sino el abrazo a la realidad según la totalidad de los factores. Los sucesos de Norteamérica llevan a que se grabe todavía más, en mi cuerpo y en mi alma, la verdad del juicio que nos hace decir: «Solo Él es».
Luca Doninelli
KOSOVO
Vacaciones kosovares
En el pueblo de Letnica hay un santuario que es meta de numerosas peregrinaciones. Allí han tenido lugar unas vacaciones organizadas por AVSI para 70 chicos procedentes de todo Kósovo. A este santuario - nos cuenta don Lush - suelen acudir a mediados de agosto unos 15.000 fieles de todos los Balcanes. Aquí fue donde en 1928, la Madre Teresa de Calcuta maduró su vocación. La presencia y el eco de los enfrentamientos en la vecina Macedonia nos llevan a una realidad en la que la paz está todavía lejana. Cuando bajan del autobús, los chicos se observan unos a otros con un poco de distancia. La mayor parte de ellos conocen sólo a 2 o 3 amigos de su misma parroquia y hay una especie de miedo a acercarse a los demás. Solo el grupo de Prístina parece sentirse en seguida como en casa, alegrando el ambiente con cantos y danzas albanesas. La velada inicial deshace la timidez y crea una atmósfera de familiaridad. También el paseo de la mañana siguiente contribuye a crear un clima de amistad. Al final del camino los chicos italianos enseñan algunos cantos de montaña, y los jóvenes de Kósovo nos implican en sus cantos locales. Los momentos sucesivos, desde los juegos al aire libre a las veladas de cantos, se viven con el mismo entusiasmo. Incluso Sor Albina y Sor Teresina, aguerridas y divertidas, se animan a participar de esta mezcla. Hay una gran atención en los chicos, también en los momentos serios. Hay atención al escuchar las palabras de don Lush, biógrafo de Madre Teresa y personaje carismático en la vida de Kósovo, que ha venido para participar en esta experiencia única para chicos de su tierra. Las palabras y la mirada del obispo de Prizren, monseñor Sopi, venido hasta el santuario para encontrarse con los jóvenes, testimonian el estupor frente a la experiencia que estos jóvenes kosovares están viviendo. El trabajo por grupos sobre el tema de las vacaciones (La vida renace en un encuentro) registra una gran participación. La mayoría de ellos es la primera vez que hablan sobre su propia vida y su fe ante otros chicos. Sin embargo, logran vencer el pudor y hablan de sí mismos, de sus amigos o de la guerra. Hay atención y curiosidad, pero sobre todo deseo de aprender de la experiencia de los demás. Con el correr de las horas desaparece la diferencia entre los de Prístina y los de las demás ciudades y pueblos. «He descubierto - testimonia Mimoza - una unidad más grande y fuerte que las diferencias locales». El lema de las vacaciones comienza a ser para los chicos una realidad perceptible y experimentable y no una frase abstracta. Incluso el párroco de Letnica, don Krista, inicialmente esquivo y reservado, se da cuenta de la belleza de lo que está sucediendo entre los huéspedes de su santuario y participa con entusiasmo en el clima de las vacaciones. Hay un humanísimo velo de tristeza en el momento de la partida, pero está también el deseo de que no se pierda todo lo que han vivido. Las palabras de los chicos son inequívocas: «El fruto de este encuentro - dice Astrit - es habernos conocido unos y otros, para poder continuar». Albert, de Prístina, subraya que hay que comunicar la belleza de este encuentro también a todos los que no han venido: «La esperanza hace renacer la vida incluso para los jóvenes que no estaban presentes». Existe la conciencia de que la riqueza de estos días es un tesoro que hay que anunciar a todo el mundo. Y verdaderamente son muchos los jóvenes que después de la estancia en Letnica han manifestado este deseo de volver a verse con regularidad, aunque las dificultades logísticas son en algunos casos enormes. A primeros de agosto se han encontrado de nuevo en Prístina. También para los voluntarios de AVSI el trabajo comienza de nuevo con un gusto inesperado.
Filippo
NOVOSIBIRSK
Visitar a los presos
Desde el mes de junio voy todos los miércoles a la cárcel. Al principio tenía un poco de miedo, sobre todo de no comprender bien lo que me decían o de no hacerme entender. El primero con el que me relacioné fue Juri, que fue liberado pocas semanas después. Con él, bien o mal, me he vuelto a ver cada quince días. Después conocí a Evgenij, un chico de veintiún años que está en la cárcel desde los dieciséis, y al que quedan todavía cuatro de condena. ¡Todo por haber robado en un supermercado! Siempre viene a buscarme, desde el primer día. Las primeras veces no decía nada o muy poco, pero estaba allí. Una de las primeras veces le di El Sentido Religioso, porque me pidió que le diera algo para leer. No ha parado hasta terminar el libro. Todo el rato me decía que ahora comprendía más su vida, que estaba más tranquilo. Como no dejaba de hablarme del libro, le dije que escribiera a don Giussani para darle las gracias. Una tarde me llamó su madre por teléfono para agradecerme el cambio que había visto en su hijo desde que me conocía. Pero, ¿qué es lo que he hecho yo? Pura y simple compañía, breve, pues no dispongo de mucho tiempo. He conocido hasta ahora a unas 15 personas de todas las edades: desde Ghennadij, que tendrá alrededor de 50 años y que ha pasado 30 en la cárcel (la mayor parte de su vida), hasta Pasha, que tiene 20, pero con una cara tan aniñada que pareciera tener 16. Y cada vez, especialmente cuando conozco a alguien nuevo, mientras busco la forma de comenzar, para que no salga corriendo ya desde el primer encuentro, digo dentro de mí: Veni, Sancte Spiritus. Rezo así para que el Espíritu me ilumine y me ponga en el camino justo. Hasta ahora tres personas han pedido el Bautismo y desean empezar la catequesis. El mayor problema es conseguir dar una continuidad a estos encuentros. A veces pasa mucho tiempo antes de que nos volvamos a ver, porque los trabajos que hacen o algún problema de la zona en la que están recluidos no les permite venir a verme. Hemos formado un pequeño grupo, con Evgenij y tres de sus amigos, y queremos empezar a leer juntos El Sentido Religioso. El 15 de agosto, fiesta de la Asunción, propuse a todos, haciendo carteles con la ayuda de Evgenij, un encuentro de oración. Vino solo Evgenij, pero el objetivo se logró: encomendar a la Virgen este lugar y las personas aquí recluidas. Ahora no están confiados sólo a mí: Valerì ha empezado a trabajar como intérprete en una empresa que importa muebles de Italia y se ha matriculado para hacer el doctorado. Está muy en forma. Hablamos largo y tendido muchas veces sobre la virginidad. Le presté ¿Se puede vivir así?, y empezó a hacer literalmente suyos los juicios y los criterios del libro. Hasta tal punto que, cuando fue una semana a Jakutzk (hacía de intérprete para un taller italiano), me llamó para que le dictara el Ángelus en italiano, para enseñárselo al director de la empresa. Y me contó las conversaciones que había tenido con él y con otros sobre la posesión virginal.
Don Ferdinando
CRACOVIA
Peregrinación
Publicamos la carta enviada por el cardenal Macharski, arzobispo metropolitano de Cracovia, a don Giuseppe Bolis, que guiaba la peregrinación de CL a la Virgen Negra de Jasna Gora.
Muy egregio sacerdote: En los días del 6 al 11 de agosto de 2001, desde la tumba de San Estanislao en Wawel, por la vía de los Nidos de las Águilas, se ha dirigido a la Virgen de Jasna Gora la XXI peregrinación a pie desde Cracovia, tradición que nació tras la Marcha Blanca en 1981. Este año los peregrinos han meditado sobre la frase: «Remad mar adentro» (Lc 5,4). Deseo de corazón, personalmente y en nombre de todos los organizadores y de todos los peregrinos, daros las gracias por vuestra presencia de nuevo en esta peregrinación. Vuestra participación en la peregrinación a la Virgen Negra de Jasna Gora es una enorme riqueza para nuestros peregrinos. ¡Que Dios os recompense por ello! Les encomiendo a la Madre Santísima tanto a usted como a todos los sacerdotes colaboradores y a los peregrinos de Comunión y Liberación. Les envío una cordial bendición. ¡Alabado sea Dios!
Franczyszek Card. Macharski
Pobreza y riqueza
Tras algunas dudas y una decisión rápida, que no alocada, el pasado 1 de agosto volé hacia Lima, y de allí, el día 2 hasta Cuzco. Voy en representación de la Universidad Politécnica de Madrid para impartir un curso de formación a los maestros de un taller. No obstante, mi función no se restringe sólo a esto, lo importante es integrarme en el proyecto y estar con la gente que trabaja allí. Rufino es un padre español nacido en el Torno, un pueblecito del valle del Jerte. A principios de los setenta se fue a El Perú, sin ser todavía sacerdote. Hace cinco años comenzó un proyecto en el barrio de Santa Rosa, distrito de San Sebastián, Cusco, una de las zonas más pobres de los Andes Peruanos. En los últimos años, muchos campesinos de la Sierra han emigrado hacia Cuzco en busca de comida, ropa y educación para sus hijos. No llegan en las mejores condiciones y se van agolpando sin ton ni son en asentamientos humanos llamados favelas (chabolas en España), calles enteras de casas de adobe en las que viven familias bastante numerosas. Según vamos llegando en coche hacia el lugar, me acuerdo de las sobremesas con mis padres hablando de la pobreza andaluza de la posguerra... Por fin llegamos. En medio del mundo de adobe de una sola planta aparece un colegio con tres pisos, de ladrillo y sin nada que envidiar a cualquier centro español. El padre Rufino me comenta que hace algunos años hizo un comedor infantil en una casa de adobe y que gracias a las subvenciones españolas se han podido construir el colegio y el taller. Los primeros días son duros. El cansancio del viaje, el mal de altura (Cuzco se encuentra a 3500 metros sobre el nivel del mar) y la miseria de las calles es una bomba explosiva. Al comedor llegan cada mañana unos 300 niños. Las madres tienen prohibido el paso, pero a veces consiguen colarse y ese día se aseguran la comida. Da miedo preguntar a los chibolos (los chicos) con quién viven. La respuesta puede ser con su familia, de forma normal; o también con un patrón que les explota, o en una habitación alquilada, o sin padre por abandono... La primera semana no puedes cerrar la boca del asombro. Como me decía una cooperante vasca cuando llegamos a la comunidad campesina de Casacunca: «Esto te sobrepasa». Se lo contaba a un amigo y me comentó que lo que define a estas personas no es su pobreza, sino su relación con el Misterio. Esto cambia radicalmente el método de trabajo, porque el problema que tienen no es sólo de pobreza, es de dignidad humana. Y ésta sólo se puede recuperar, tanto en el Tercer Mundo como en el Primero, entendiendo que el hombre es relación con el Misterio. Al volver a España, aprovecho para pasar cuatro días en Lima, el sueño americano dentro de Perú. El objetivo de la visita es reunirme con Marina, una amiga de Madrid, que llegó hace unos meses para trabajar como cooperante por tiempo indefinido. Me lleva a ver Huachipa, cientos de casas de adobe rodeadas de una montaña del gris más triste que he visto en mi vida. Trabajan haciendo ladrillos, desde el padre hasta el último hijo, por algo más de mil pesetas al día; con eso han de alimentar a diez bocas. Cuando aparecemos nosotros, la sonrisa de Milagritos y sus hermanas es la viva imagen de la gratitud. No es sólo una cuestión de pobreza: alguien debe educar a los padres para que no se beban los soles ganados y para que alimenten a sus hijos con comida de verdad y no con chucherías. Para Marina y sus compañeros de trabajo resulta evidente: la cooperación no consiste en invertir millones de dólares y luego marcharse. es necesaria una relación que les eduque. Alguien que pueda decir: «Tú, al igual que yo, eres relación con el Misterio».
Lucas, Madrid
Caridad
Queridos amigos: El sábado 12 de octubre invitamos al P. Tierry para que nos diera un testimonio de la obra Punto corazón, de la cual es fundador, y también el encuentro que tuvo con don Gius que permitió que siguiera de cerca la experiencia del movimiento hasta ahora. Su obra nace principalmente por la llamada que percibió siendo sacerdote en Francia y luego a Brasil para compartir y consolar a los más necesitados. Más adelante su obra tendría seguidores en varios países del mundo. Cuando habló de la caridad nos dijo que no consiste en hacer algo por los más necesitados, sino en acompañarlos en la vida, en vivir con ellos. Fue un testimonio muy conmovedor y a la vez provocador, porque si uno sigue y se abandona a Aquel que da respuesta a toda la vida, está seguro de que la respuesta es también para los demás. Al comentar su cita con don Gius, nos contó que vio en él la fragilidad y la fuerza de un gran hombre confiado la misericordia de Dios, que le decía que debemos tener amor a la misericordia que Dios nos tiene, es decir, ser mendigos. Haber conocido al P. Tierry, nos hace amar a Cristo y a don Gius, incrementa el deseo de conocer más lo que hemos encontrado.
Paola, Lima
Pequeñas grandes vacaciones
Tres días y medio con unas 20 ó 25 personas, entre adultos, jóvenes y niños. «Más sencillo que esto...», nos decíamos antes de las vacaciones de nuestra comunidad húngara. No venía ningún italiano, ni siquiera nuestro cura, y Pepe (nuestro visitor) sólo podía venir a la segunda parte de las vacaciones, pero a pesar de todo, salimos del paso. Después, en sólo dos días hubo dos accidentes de tráfico: Pepe ingresado en el hospital y nosotros entre la policía, los seguros, el hospital y las vacaciones, en las que la mitad de nuestro grupo era gente que había venido más por curiosidad que por un compromiso maduro. Y si añadimos a todo esto que no paraba de llover y que el alojamiento, que en un principio prometía, resultó ser una especie de pensión barata, teníamos todas las papeletas para rebelarnos, tirarnos de los pelos, volvernos a casa, o meter la cabeza entre las manos y echarnos a llorar. Sin embargo sólo hay una palabra para describir lo que pasó: milagro. Sólo Otro pudo hacernos capaces de acoger lo que sucedía hora tras hora, de emplear bien el tiempo renunciando a la propia comodidad, de improvisar juegos y canciones. Sólo Otro pudo concedernos la generosidad y la paciencia. Los niños estaban en todo momento muy atentos a nosotros. El que personas nuevas o habitualmente poco serias con nuestra propuesta estuvieran allí sin lamentarse, dispuestas siempre a echar una mano, es obra de Otro. Cristo ha hecho de estas vacaciones una ocasión para que todos crezcamos, una oportunidad para pedir, para buscar el significado y estar frente a lo que sucede rogando: «Ven Señor».
Tamas, Hungría
En Japón
Soy sacerdote misionero del PIME (Pontificio Instituto Misionero) y me encuentro en Japón desde 1992. El primer año estudié japonés en Tokio, y al año siguiente me fui a Hiroshima. Allí me encontré por primera vez con la realidad de la inmigración peruana en Japón. La Iglesia a la que el obispo me envió estaba construida en el lugar de encuentro de los peruanos de Hiroshima. Había un padre jesuita, Cristóbal Barrionuevo, de 70 años, que se encargaba de ellos. En noviembre de 1994 me trasladaron a Kakogana, en la prefectura de Hyogo, donde conocí a algunos peruanos, con los que aún sigo en contacto. Después de la pascua de 1995, el P. Cristóbal Barrionuevo fue trasladado a Hamada, a 120 kms. y muchos de los peruanos ilegales fueron deportados. El obispo de Hiroshima pidió que regresara a su diócesis, y en abril de 1997 me envió a Hatsukaichi, a 15 kms. de Hiroshima. El grupo de los peruanos que había conocido allí había desaparecido, y a la misa en español (que celebraba otro jesuita) iban unas tres personas. Comencé a hacer de traductor en oficinas públicas, hospitales, etc. y así entré en contacto con muchos peruanos del extrarradio. Unos de ellos me dijeron que no habían recibido la Primera Comunión, y comencé a darles catequesis, y otros me pidieron bautizar a sus hijos. En abril de 1999, me enviaron a Fukuyama, donde he conocido no sólo a peruanos, sino también a argentinos, bolivianos, paraguayos y brasileños. Los latinos en Japón son como ovejas sin pastor; la mayoría piensan que son católicos, pero no conocen su religión ni van a la Iglesia. Yo procuro estar siempre disponible para ayudarles en sus distintas necesidades (traducir, llevarles al médico, etc.); por las tardes tengo grupos de niños a los que doy catequesis y por las noches, catecumenado de adultos; y desde este año trato de difundir entre ellos la revista Huellas para comunicar la experiencia que me anima.
P. Arnaldo Negri, Fukuyama