CL
Una historia verdadera
Setenta universitarios pudimos presenciar que Cristo «está, porque
actúa». Pudimos comprobar lo que escribe Giussani en su último
libro publicado en castellano, El hombre y su destino: «La comunidad de
la Iglesia es el lugar donde el Acontecimiento nace y se renueva»
Jorge Martínez
El acto giró en torno al lema: «La búsqueda
de la verdad es la aventura que convierte el tiempo en historia» (cf. Luigi
Giussani, De la utopía a la presencia, en Huellas n.11 de 2002, p.I).
Empezó con la lectura, por parte de dos universitarios, de lo que para
ellos había sido su historia desde las aulas de bachillerato, hace ya
6 años, hasta el momento presente. Escuchamos atentos cómo de nuevo
sucedía el encuentro del que tanto hablamos. En este caso fue con Luis,
un profesor de Religión y Filosofía al que eligieron seguir por
la novedad que a través suyo se había introducido en sus vidas.
El tiempo que llevan juntos desde entonces es la historia de una amistad que
les hace cada vez más conscientes del significado de todas las cosas.
Un mismo encuentro
Después llegaron los testimonios. El primero fue de unos novios, Néstor
y Raquel, ambos estudiantes de Ingeniería Industrial, que mostraron cómo
sólo una compañía verdadera puede unirles para siempre.
Las dificultades para abrazar la Iglesia fueron vencidas por el encuentro con
rostros concretos, ante los cuales la fe dejaba de ser un discurso abstracto.
Después habló Macario, y explicó que lo que había
encontrado durante los años de la universidad conformaba su vida de hoy.
Las propuestas de los amigos que iban por delante, las cenas, acompañarse
en los gestos y sostenerse en lo que uno no entiende, el primer Happening en
medio del Campus universitario, la asociación Atlántida, etc.,
todo ello, nos dijo, remite a la centralidad del un encuentro: «Lo que
pasó entonces conforma mi vida hoy». Los gestos en la universidad,
que él y sus amigos empezaron a protagonizar en Madrid, nacían
de la urgencia por salir al encuentro de Otro. Todo se puso en función
de Cristo: el tiempo, el dinero, las energías. Todo está en función
de la construcción de esta historia para poder contestar: ¿para
quién vives?
Desde Milán a Madrid y Barcelona
Finalmente, Diego destacó el momento que ahora vive el movimiento: el
de la libertad y la educación. Nos contó el nacimiento de CL en
España, una historia de personas cambiadas por el mismo encuentro. Los
Carras y los Orioles, las chabolas, la crisis tras la muerte de Franco, y el
primer encuentro en la Feria de Frankfurt con la Editorial italiana Jaca Book.
Luego recordó su experiencia en GS, sus clases con don Giussani en la
Católica de Milán y cómo vino a España para acompañar
a la naciente comunidad de Madrid.
También nos habló del encuentro con el grupo de Nueva Tierra y
del milagro de la unidad, que sólo nace del encuentro personal con Cristo.
En suma, nos habló del gran secreto que llevamos en el corazón,
de lo que nos hace libres y felices.
Lo inesperado
Todos quedamos francamente sorprendidos por el artículo que apareció en
La Razón del día 9 de julio. Una columna titulada «Santos
ocultos en Barcelona» que firmaba David Amado. En él escribía: «El
pasado sábado asistí a la clausura de curso de un grupo de universitarios.
Mi primera sorpresa fue el número, unos setenta: todos jóvenes
y todos en edad universitaria. La segunda fue la seriedad del acto en la que
se sucedieron diversos testimonios sobre cómo había afectado a
cada uno su relación con Cristo. La tercera fue la Misa, donde improvisaron
un pequeño coro capaz de cantar a voces y con acompañamiento de órgano.
Después, en la comida con la que se finalizaba el encuentro, pude constatar
la verdadera amistad que los unía. Amistad entre ellos y amistad con Cristo
vivida en la Iglesia. Ese grupo de jóvenes, como otros que conozco, algunos
de estudiantes, otros de matrimonios o de profesionales, constituyen una realidad
que no por escondida es menos verdadera. La imagen de un bosque quemado, en el
que empiezan a brotar algunos tallos tiernos, me acompañó de regreso
a casa».
Según Su tiempo
Esos jóvenes se convertirán pronto en adultos y – continúa
el autor – «sabrán comunicar lo mismo que producía
la presencia de Jesús por los caminos de Palestina. Lo harán bien
porque no habrán quemado ninguna etapa. La Iglesia, en lo más secreto,
continúa alimentando a sus hijos exiliados en Egipto. Dios tiene su tiempo
y no le gusta que se hagan previsiones».
Nos consta que incluso el obispo P. Tena, que vive en la parroquia donde los
universitarios se reúnen cada viernes por la tarde para la Escuela de
comunidad, le preguntó a mons. David si estaba hablando de los jóvenes
de Comunión y Liberación. El atractivo de esta amistad sigue despertando
la esperanza en el corazón de los hombres.