ARGENTINA
El imprevisto verdadero
Presentado en Buenos Aires el libro de Giussani que aborda la concepción, las etapas y el surgimiento dentro del tejido social de una realidad como la Compañía de las Obras. Una perspectiva de protagonismo para un país azotado por una crisis profunda. La oferta de una colaboración concreta entre empresas, obras sin ánimo de lucro y asociaciones internacionales
SILVINA PREMAT
La presentación en Buenos Aires del libro de don Giussani, El yo, el poder y las obras el 22 de junio fue diferente de lo que habíamos previsto al organizarla con los amigos de la Compañía de las Obras, AVSI y el Centro Cultural ÍCARO. Y no precisamente por la ausencia del el principal orador del panel, el gobernador de la provincia de Santa Fe y, hasta hace pocos días uno de los candidatos más firmes a la presidencia de la Nación, y la del ex piloto de Fórmula 1 Carlos Alberto Reutemann (noticia que, además, ya conocíamos). El imprevisto fue empezar a reconocernos dentro de un camino positivo que sale al encuentro del hombre y de sus necesidades. Unas treinta empresas con y sin ánimo de lucro, de distinta dimensión y actividad, expusieron sus iniciativas en el hall del recinto donde presentaron el libro el presidente de la Comisión Episcopal para la Educación Católica y obispo de San Nicolás, monseñor Mario Maulión, el fundador y presidente de AVSI International, Dr. Arturo Alberti y el Dr. Aníbal Fornari, presidente del Centro Cultural ÍCARO.
Empresas, arte y oficios
En una de las tardes más frías de este invierno en Argentina, unas cuatrocientas personas llegaron hasta el Centro de Eventos de Parque Norte, ubicado a orillas del Río de la Plata y recorrieron los atractivos stands. Tanto los que frecuentamos las Escuelas de comunidad como los que habían concurrido invitados por un amigo o respondiendo a un panfleto recibido en la oficina o en la calle conocimos allí las obras asociadas a la CdO en Argentina.
AVSI-ACDI estuvo presente con la Maestría en gestión de la empresa agroalimentaria (en colaboración con la Universidad Católica Argentina), la Adopción a distancia, los cursos de capacitación y el Centro de servicios a empresas. El Banco Alimentario dio cuenta de su corta pero fructífera experiencia en la ciudad de La Plata y de sus primeros pasos en Santa Fe. La Obra del padre Mario Pantaleo ofreció libros y folletos con sus numerosas actividades de servicio y asistencia. El ingeniero Carlos Piñeyro, de Buenos Aires, inventor de un contador para teléfonos públicos y centrales telefónicas, explicaba que gracias a la CdO pudo extender su negocio a Brasil. Los ingenieros Foschiatti y Pividori, de Reconquista, presentaron su fábrica de productos químicos y la empresa embotelladora de aceites comestibles. El arquitecto Juanjo y sus amigos de Rosario expusieron los modelos de muebles que fabrican para exportación. Rubén y Osvaldo difundían el semanario que editan con los estudiantes de Comunicación social en la ciudad de Concordia. Perico presentaba la Consultora de Ingeniería en construcciones complejas que dirige en Córdoba. Liliana exhibía los productos elaborados con piel de chinchilla, que también ha empezado a exportar. Gloria, Mónica y Francisco contaban su experiencia en la dirección del colegio Nuestra Señora de Luján. Adriana explicaba su propuesta de diseño para empresas. Augusto mostraba entusiasta los soportes para exposiciones que diseña y fabrica, mientras Nancy hacía lo propio con llaveros, imanes, pins y estatuillas que vende su esposo. Mabeto y Reily exponían las obras que desde hace varios años la asociación El Hilo Azul realiza en el ámbito universitario...
Y la lista continúa
«En un momento en el que nadie quiere arriesgar nada, nosotros abordamos el trabajo con un espíritu positivo», dijo Gustavo, responsable de una empresa de educación a distancia. «Positividad que no proviene - como explicó Fornari durante su intervención - de un cándido optimismo que prescinde de esta coyuntura especialmente confusa, sufrida y dramática de la vida social de los argentinos».
«El yo, el poder y las obras atestigua el nacimiento de un pueblo del que, con gozo, nos sentimos miembros. Al mismo tiempo, el libro esclarece la forma en que es posible continuar esta historia, a la que cada uno de nosotros pertenece por el acontecimiento gratuito de un encuentro humano, cuyo origen es una misma persona que nos remite a la realidad de Cristo. Verificamos una vez más que Cristo está porque actúa en la vida, haciéndola más humana. De ahí emerge nuestro ímpetu constructivo, como un intento siempre renovado de crear una casa más habitable para el hombre. Por eso queremos proponer la Compañía de las Obras a quienes encontramos en nuestros ambientes de estudio y de trabajo, deseando que esta amistad operativa invada la Argentina», dijo Fornari.
Un juicio novedoso
Después de las disertaciones, uno de los presentes pidió que se le explicara la relación entre las actividades expuestas en el recinto ferial y las palabras sobre el amor al hombre y la solidaridad. Mons. Mario Maulión se animó a responder: «Se trata de exponer obras que no solamente son valiosas, como las puede haber en cualquier otra muestra, sino que son canales de algo muy profundo: el servicio al hombre concreto. Paseando por los stands pensaba que son como las múltiples maneras en las que todos mis movimientos y actos manifiestan algo que no se ve: la vida».
Arturo Alberti nos ayudó a ver que «la exposición ya es un signo de esperanza, es una novedad en acto» porque, como dijo más adelante, «no sirve lamentarse de las circunstancias o imaginar situaciones diferentes de las que hay. Cada uno está llamado a ejercer su responsabilidad y a reclamar al Estado para que reconozca y sostenga estas obras».
El trabajo que apenas comenzamos con El yo, el poder y las obras nos confirma que esas páginas contienen un juicio novedoso que arroja luz sobre la situación de transición, incertidumbre y malestar que se vive en nuestro país. Una novedad que nos conviene aprender.